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Enmarcada en el área de influencia de Zúrich, Glattbrugg es una región del norte del país que cumple con las expectativas de los turistas más exigentes. Existe un dicho tradicional: 'Suiza no existe'. Fue su lema en la Expo 92 de Sevilla. La razón es que su variado nivel cultural y su estratégica situación geográfica así lo atestigüan. Suiza es políglota y el uso fluído de sus cuatro idiomas favorece la comunicación con los turistas.
Las vacaciones en Glattbrugg, zona +1 hora occidental europea, son ideales durante todo el año. Al cantón de la capital suiza, ya sea en tren, coche o avión, es fácil llegar desde cualquier lugar. Además su red de carreteras es excelente incluso en las zonas de mayor altura frecuentadas por los turistas alpinos.
El viajero sin complejos puede lanzarse a probar su capacidad pulmonar soplando un cuerno alpino y el célebre canto tirolés, una forma original del canto que no precisa texto alguno. No hay necesidad de aprenderse la letra. La alegre música popular de la zona invita a bailar en cualquier época al son de los acordeones, violines, violonchelos, clarinetes y el dulcémele o los trümpi. El turista urbano se deleitará con la bella Old Town de Aldstat, el zoo o el museo de arte de Zúrich.
Unas vacaciones en Glattbrugg invitan a conocer los parajes que se retrataban en Heidi. Admirar sus vacas, sus excelentes quesos y conocer una tradición de granjeros que se remonta a cuatro milenios antes de Cristo. Como curiosidades exclusivas de Suiza hay que descubrir los combates de lucha alpina, el ‘hornussen’ (mezcla de golf y de béisbol) y el lanzamiento de peso. Una opción muy interesante es alquilar una cabañas. Los campings están perfectamente equipados y por su cercanía es muy cómdo hacer excursiones a los museos de Winterthur, el lago Rapperswil o el casino de Baden.